John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

martes, 24 de abril de 2012

EN LATÍN, POR FAVOR

Fotograma de la serie Roma
No hay duda. La Antigüedad está de moda. Ya sé que el latín -y no hablemos del griego- ha desaparecido prácticamente de los planes de estudio, y que a los niños que hoy ocupan las aulas en este país pronto les sonará más chino el latín que el propio chino, que en cambio parece que es el idioma del futuro. Paradójicamente, mientras por un lado la sociedad moderna pretende que las lenguas y la cultura clásica son un lastre inútil, por otro se hace patente que esos conocimientos tan alegremente desechados por anticuados e inservibles son en cambio esenciales para el hombre moderno. Y muy atractivos. Miles de jóvenes y no tan jóvenes que no sabrían declinar rosa,rosae (ni menos qué cosa sea eso de una declinación: pobres, cuando quieran ir a trabajar a Alemania se las van a encontrar hasta en la sopa) pasan horas jugando a God of War y siguen con fervor series como Roma. Quizá porque cada vez es patrimonio de un grupo social más reducido, el latín se ha convertido en una lengua de prestigio. En la ciencia, donde las parejas recurren a la fecundación in vitro, pero también en las competiciones deportivas, donde muchos partidos se ganan in extremis, o en la gastronomía, donde los vinos saben mejor si proceden de un magnum que de una botella normal. Estos ejemplos, y muchos otros, presentados de manera ágil y siempre con un punto de humor, ha recogido la Editorial Ariel en un libro de reciente publicación titulado Peccata minuta, Expresiones y frases latinas para el siglo XXI. Origen, uso y curiosidades. Una iniciativa que más de uno agradecerá, porque, a nada que nos fijemos, el lenguaje cotidiano está trufado de expresiones en latín, y si uno tiene un lapsus linguae, no es cuestión de que se quede in albis. No son los únicos que han sabido ver esta necesidad. La estupenda editorial francesa Les Belles Lettres -conocida por sus cuidadas ediciones de clásicos griegos y latinos- lanzó hace poco una colección que está haciendo furor entre los jóvenes. Son selecciones de textos que nos acercan a aspectos quizá menos conocidos, pero muy atractivos, del mundo clásico: como Exit!, que se ocupa de los excluidos y marginales, Odeurs antiques, que se recupera los olores de la Antigüedad (¡buenos y malos!), o Hocus Pocus (no, eso no lo inventó Harry Potter), que nos introduce en el mundo de la brujería, los sortilegios y el mal de ojo. Vade retro!

9 comentarios:

  1. Latín era una de mis clases favoritas del instituto. No solo la cultura clásica, sino también la lengua. Y fue, en parte, gracias a la profesora que consiguió motivarme. Cuando tuve que repetir tres asignaturas de 2º de Bachillerato, aunque no estaba latín entre ellas, continuaba yendo a clase para no perder práctica para la Selectividad.
    Es una pena que ahora se quiera obviar las lenguas clásicas porque según ellos, forman parte del pasado. La gran mayoría de lenguas europeas provienen de ella y las hablamos y seguiremos hablando a pesar de que se pongan "de moda" otros idiomas. Me gustan mucho estas iniciativas. A ver si lo puedo leer y de paso, reanudar mi historia con el teatro griego.

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  2. Me encanta seguir soltando latinajos de vez en cuando porque es como un reconocimiento hacia una cultura antigua que nos impregna. No estoy seguro de si sabría declinar ahora mismo, después de tantos años, pero defiendo las lenguas clásicas en los estudios (y tantas otras cosas que se suelen evitar por no ser "prácticas").
    Saludos

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  3. Me siento casi como especie en extinción habiendo estudiado latín y griego, pero lo mucho que me gustaron no me lo quita nadie. Y lo que me han servido y me servirán tampoco, aunque no creo que pudiera tampoco declinar, como Carlos.

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  4. Quizás todos nosotros somos una especie en extinción, pero si llega el día -no lo quieran los dioses- en que nadie entienda ya el latín y el griego ¿dónde quedarán dos mil años de civilización?

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  5. No soy demasiado partidario de las clases de latín o griego obligatorias, más que nada porque considero que el estudiante es mucho mejor que aprenda otros idiomas como el inglés o el francés, o incluso otros de más actualidad y de menos tradición escolar como el chino, que pasar horas aprendiendo un latín que creo que utilizará bien poco en la vida real. De entrada creo que el estudiante debería hacer muchas más horas de inglés, y quitarlas de las horas de otras asignaturas, para que el alumno al salir del instituto tuviera un buen nivel de este idioma, porque luego éste si que es uno de los requisitos básicos que te piden cuando entregas un currículum.

    No digo que unas cuantas clases sobre los latinajos más utilizados puedan serles muy útiles, pero creo que pasar muchas horas con las que antes al menos se le enseñaba a traducir textos en latín no creo que sea demasiado práctico (quizás si vas a estudiar filología, historia antigua o arte si que tenga utilidad, pero en lo general creo que para los otros alumnos que no irán por esas ramas, son horas desaprovechadas).

    Hace unos días le regalé a mi padre por el día del padre, el libro de Santiago Posteguillo “Afrikanus” por recomendación de una amiga. Mi sorpresa fue que al cabo de pocos días, me llama mi padre desde Francia y me dice que ya se ha leído las 600 páginas del libro, y que a ver si puedo comprarle los otros dos libros que componen su famosa trilogía romana. Debe ser un “crack” este Posteguillo, pienso. Tendré que leerlo.

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    1. No he leído a Posteguillo, aunque sí muchos otros libros "de romanos". Salvo honrosas excepciones (que las hay), la mayoría (me) resultan bastante peñazos. Los autore suelen olvidarse de que la novela histórica es ante todo novela, y que como tal su misión es contarnos una historia y dar vida a unos personajes, no impartir lecciones de Historia. Para eso ya están los ensayos históricos. En fin, ya me dirás qué tal éste, si te animas por fin a leerlo.

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  6. Soy otra que estudio latín, y griego en el colegio y le encató. Aún me acuerdo de lo mucho que disfrutaba traduciendo a Cesar. Además gracias a un profesor me introduje en el mundo de la cultura clásica( especialmente su mitología y por supuesto su arte), que a día de hoy me siguen entusiasmando. No comprendo ese desprecio por aquellos saberes sobre los que nos asentamos. En los idiomas modernos siempre habrá modas, pero los saberes clásicos pervivirán.

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  7. Yo también me lo pasé bomba con el latín. No me arrepiento en absoluto de haberlo estudiado y me parece una de nuestras raíces culturales. Entiendo que su utilidad es ya casi testimonial y los niños tienen otras cosas que estudiar.
    Pero me da cierta pena.
    Además, los nombres romanos... Como va a ser igual que un malo se llama "Johnny Black" que un maravilloso "Pijus Magníficus" o "Incontinencia Suma" (Ay, mis Python, como os quiero).
    :-)

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  8. Me alegra ver que hay tantos comentaristas que se lo pasaron bien con el latín. A mi también me encantaba y de buena gana hubiera estudiado más, si con el fin del Bachillerato no me hubiese encaminado por otros derroteros. Me encantaría poder hacer como Robert Graves, que leía a Suetonio en el original. O como Leigh Fermor, que citaba los versos homéricos en griego y de memoria...

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